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jueves, 2 de mayo de 2013

El Barcelona necesita al mejor Piqué ante el Bayern en la Liga de Campeones

ZOOM NEWS - 14/04/2013



En la última Liga de Campeones blaugrana, el defensa contó con un protagonismo esencial. Su rendimiento durante la presente campaña está lejos de su mejor momento como central.

El emparejamiento entre Barcelona y Bayern de Munich es, sin duda, una de las eliminatorias más atractivas de los últimos años. El Barcelona, por primera vez en mucho tiempo, disputará un cruce de Champions sin partir con el cartel de favorito. La capacidad ofensiva del Bayern es una amenaza para toda su defensa y sin un Piqué eficiente, el desafío resultará complicado.

En el último título de Champions conquistado por el Barcelona, Piqué contó con un protagonismo esencial en el Barcelona de Guardiola. Sin duda, era el futbolista responsable de la salida de balón, amén de ejercer de central hábil, nada lento, con una notable visión de juego y con un brillante dominio del juego aéreo. No resultaba extraño que Piqué fuera declarado, incluso por la prensa inglesa, el mejor defensa del mundo. Nacido en 1987, su edad facilitaba que se le augurara una carrera de leyenda.

Sin embargo, sus condiciones como futbolista se rebajaron inexplicablemente en la temporada 2011-2012. El Barcelona, en el último año de Guardiola, se transformó en un equipo sin ambición, abúlico, incapaz de encadenar una línea de regularidad en su juego. Especialmente, las deficiencias de este Barcelona se manifestaban en su debilidad defensiva. Cualquier aproximación del rival llevaba marchamo de gol. Piqué se encontraba desorientado en el campo. El mismo futbolista que había sido capaz de frenar incursiones en carrera de Cristiano, ahora era superado por cualquier contrincante. De hecho, hasta el propio Guardiola determinó su salida del once titular, relegándolo al banquillo.

Según refieren personas cercanas al entorno de Guardiola, el próximo entrenador del Bayern de Munich adoptó la decisión de no continuar en el Barcelona, al entender que debería prescindir de algún futbolista, cuya decisión resultaría difícil de entender para el público. Se habla, entre otros, de Dani Alves y, fundamentalmente, de Gerard Piqué.

A mi entender, las reservas de Guardiola hacia el central eran justificadas. Esta temporada Piqué sigue lejos de aquel jugador que funcionaba como el eje clave del engranaje del Barcelona. En la eliminatoria más reciente, entre Barcelona y PSG, tuvo que ser Bartra el que aportara la seguridad aérea en los últimos compases de encuentro en el Camp Nou.

Si comparáramos el Pique del 2010-2011 con el de la temporada pasada o el actual, se hallarían diferencias pronunciadas. Quizá las más destacadas se localicen en que Piqué hoy es un futbolista más lento, más impreciso en la salida de balón, menos apto para incorporarse al ataque por sorpresa, menos aplicado en los marcajes, dubitativo a la hora de despejar y, por último, con cierta proclividad a cometer penaltis o faltas evitables. Las diferencias son acusadas porque su versión 2010-2011 era la versión del mejor central del mundo. La versión actual es de un jugador que más que estancarse, ha rebajado sus prestaciones de forma drástica.

Los motivos de su cambio no son perceptibles desde fuera, pero sí es cierto que, con un Puyol cada vez más castigado por la edad y las lesiones; con un Mascherano que, cada vez que hace gala de su ímpetu por anticiparse como principal registro defensivo da cuenta de que no está en su puesto natural; con el desacierto del fichaje de Song , contratado para ejercer de baluarte defensivo; y si a ello se añaden las reservas que a Vilanova parece despertarle Bartra, se puede colegir que la línea defensiva del Barcelona se antoja mejorable. Valdés está completando la mejor temporada de su carrera, y en cada partido asume más trabajo del que le correspondía en etapas anteriores.

Tradicionalmente se pensaba que un guardameta del Barcelona no disponía de trabajo, debido a al monopolio de la posesión que llevaban a cabo. Mas, ahora, el Barcelona recibe innumerables ocasiones tal y como se corroboró en la eliminatoria ante el PSG. No sólo en las jugadas de estrategia o en los balones aéreos sufre el Barcelona, sino que también ante cualquier internada veloz de los atacantes.

Ante el PSG Tiago Silva desencadena en el partido de ida el primer gol del PSG después de un remate de cabeza franco. El propio Alex probó a un espectacular Valdés con otro testarazo después de un saque de esquina en el encuentro de vuelta. Amén de en acciones a balón parado, Lavezzi o Pastore también dispusieron de espacios para encarar en el uno contra uno a Valdés y, en todas esta acciones, a Piqué no se le aprecia defensivamente, y mucho menos es la barrera infranqueable que llegó a ser.

 El Barcelona pudo superar el escollo de los cuartos de final. Las celebraciones y la algarabía de los blaugranas en el propio césped, condensa todos los sufrimientos que padecieron. Después de estar a las puertas de la eliminación, el Bayern de Munich se convierte en una prueba que puede afligir al aficionado culé. Entre otras cualidades, el Bayern es un equipo peligroso por su fútbol ofensivo. Las constantes subidas por banda de Lahm siempre esperan rematador. Mandzukic es baja por sanción, pero Mario Gómez o Pizarro son dos futbolistas de área, especialmente virtuosos a la hora de elevarse por encima de los contrarios. Por otro lado, el propio Javi Martínez o el brasileño Dante suponen futbolistas que se incorporan con mucha suficiencia al ataque. Martínez ya mostró sus credenciales ante la Juventus. De nuevo el Barcelona se topa con un equipo que domina las jugadas de estrategia y, además, disponen de jugadores desequilibrantes como Ribery o Robben. Y, por supuesto, Alaba, ese futbolista al que describimos en su día, que lo mismo sabe centrar, disparar que cubrir su carril. Velocidad, instinto rematador y juego aéreo son tres de los fundamentos que representa el equipo bávaro.

Para que el Barcelona pueda clasificarse deberá contrarrestar esas virtudes. El Bayern es una de las mejores plantillas del continente, con la Bundesliga debajo del brazo pretenden restituir su honra después de caer en “su” final ante el Chelsea. Para que el Barcelona pueda frenar a este presumible ciclón, Piqué debe ser el que era. Se le espera. Si es una cuestión mental o de concentración, nada mejor que ese día para motivarse. La brillantez de Valdés no basta. Necesitan que Piqué resurja.

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